lunes, 9 de septiembre de 2013

Lila Downs, voz poesía



Dice Octavio Paz que la poesía revela este mundo y crea otro, que es de naturaleza revolucionaria, así también el canto de Lila Downs. Cada canción que produce con su Misteriosa banda acompañante logra lo que Paz atribuye a la poesía: el arte de hablar en una forma superior el lenguaje primitivo.

En una entrevista dijo que ella y La Misteriosa “hacen folclor”, creo que más que eso: rehacen nuestra identidad; recrean melodías tradicionales oaxaqueñas o rancheras con tanta originalidad que nos llevan a una ignota tierra natal. Mientras que las  piezas nuevas, de su autoría, son un espejo donde aparece otra imagen, una estilizada, del que se asoma. Sea que cante Yuni Yuco Ninu o Black Magic Woman, en todas sus canciones hay una extraña forma de encontrar lo familiar. Como la mayoría de las bandas actuales, buscan fusionar elementos de diversos lugares y géneros musicales, sus hallazgos son creativos y generosos.

La voz cantante, entraña de esta oferta musical, es poderosa. Su registro amplio: de los agudos en Xochipitzahua a los graves de Minimum Wage hay una distancia considerable. Versátil e histriónica, se convierte en la voz nasal de una mujer de la costa chica o en el vozarrón ronco de una diva ranchera. Pareciera que Fallaste corazón, Yo ya me voy o Pobre Changuita fueran cantadas por distintas personas. A sus capacidades técnicas, en donde notamos esa formación operística que tuvo, hay que sumarle una expresividad extraordinaria: después de escucharla somos otros, nos conmueve. Por si fuera poco, esta voz está dominada por una clara intención musical.

Su trabajo me remite a este poema náhuatl, traducido por Miguel León Portilla:

“El verdadero artista todo lo saca de su corazón;
obra con deleite, hace las cosas con calma y con tiento”.

“Compone cantos, los crea,
los forja, los engarza.
El buen cantor, de voz educada,
recta, limpia es su voz,
sus palabras firmes
como redondas columnas de piedra.
Agudo de ingenio,
todo lo guarda en su corazón.
de todo se acuerda, nada se le olvida”.


En su música hay inteligencia sonora, por eso es interesante, siempre presenta algo que mantiene nuestra atención, si escuchamos todo su repertorio encontraremos riqueza y una forma divertida de jugar con los elementos de la música. Su voz enmascarada se introduce impregnando cada célula y poniéndola a bailar, en esa danza “adquirimos conciencia de ser algo más que tránsito” como está escrito en El Arco y la Lira.


[Versión original de la publicada en la Revista Cultural Alternativas del mes de Septiembre de 2013]